domingo, 31 de enero de 2010

El mago Caparrós


El sábado disfruté del mago Jorge Blass. Durante una hora y media larga me ilusioné con él y con sus trucos. La magia existe, y Jorge Blass se encargó de demostrarnos que así es.

Bolas que salen de una hoja, flores de papel que se transforman en rosas, cartas que vuelan por todo el teatro, mariposas que las hace realidad gracias a su abanico, palomas blancas…hora y media de felicidad, de creer que la vida es mágica, que la magia existe.

Al salir del teatro la vida se volvió a hacer real, gente de un lado para otro, coches, frío…y el Athletic que comenzaba el partido.

¿Será también un partido mágico?, ¿nos devolverá el mago Caparrós esa ilusión por el fútbol?, ¿dará con la varita a nuestros jugadores?

Y sí, lo intentó. Intentó hacer la mayor de las magias posibles. Intentó, sin jugar al fútbol, y sin rematar a gol, ganar el partido…y eso, eso si que es magia.

Claro, lo malo es que Caparrós no es mago, como lo es Jorge Blass, y no puede hacer milagros…y jugando a no ganar, lo más lógico es perder, y perdimos.

Volvemos a no ganar, a no jugar, a no disfrutar de los partidos.

Vuelve el Athletic que no gusta, lo mismo lucha y juega al fútbol que desprecia el balón y se empeña en no jugar.

Al final del espectáculo Jorge Blass vuela por el escenario, este truco si que está en las manos del entrenador rojiblanco, volar, y desaparecer.



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